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viernes, 28 de marzo de 2025

Una figura en la oscuridad : Un relato de misterio Beniardà


En el Valle de Guadalest,  encontramos la localidad de Beniardà, un pueblo bañado por las orillas del embalse que lleva el nombre del mismo valle, y bajo la sombra de las cumbres de la Sierra de Aitana.

El pueblo de Beniardà // Imagen de archivos municipales

Entre las leyendas de moriscos y de tesoros que envuelven la zona,  un hecho desconocido sembrar el pánico  en una Semana Santa de los años 50. Lo cuenta el testigo principal, Martín, que presenció los hechos.

Puedes disfrutar de esta leyenda en nuestro podcast

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Se levantó de buena mañana, sobre las 04:00, para ir a dar de comer a su mula, animal de trabajo con el que se ayudaba en las tareas del medio rural. La noche aún era oscura y Martín se tenía que ayudar con una lámpara de petróleo para poder divisar más allá de su vista. Recuerda que esa mañana, al salir en el exterior, estaba presente un abrumador relente (gran cantidad de humedad en la atmósfera). Se dirigió de camino a la cisterna de agua, lugar desde donde se podía divisar el Valle de Guadalest.


Una vez que se paró en el lugar, mientras llenaba una vasija de barro para mitigar la sed de su mula, se empezaron a escuchar ladridos de perros en la lejanía, rompiendo esa noche oscura y silenciosa. Martín, alertado por los ladridos, dejó en el suelo los aljibes y el candil, para prestar atención hacia la montaña. Noto que ese hecho no era normal. No veía el pueblo con claridad debido a una atmósfera sobrecargada, pero sí aprecio una gran luminaria en el núcleo de la población.





El pulso de ese hombre se aceleró delante de los hechos que acontecían en su pueblo, ante el aumento de ladridos en el pueblo y el pulso intermitente que emitía esa luz extraña. Acercándose al pueblo, y mientras su cabeza se debatía entre huir o ir a descubrir el origen de esa áurea, el testigo pudo ver con sus propios ojos un hecho insólito.




Era la imagen de un enorme fantasma encapuchado, cubierto de pies a cabeza por una larga y oscura túnica que no le dejaba ver rostro alguno. Aquel demonio era tan alto que hubiera tenido que agacharse para entrar dentro de cualquier casa. No tenía brazos ni manos, ni cara cristiana.




Su movimiento, cuando vi a ese horrible y estremecido ser, mi congoja que tan enorme que incluso me quedé sin respiración. La temblera y el pánico me impidieron articular palabra alguna.Los perros y animales que durante tantos minutos alertaron con sus ladridos, callaron, siendo mi corazón acelerado al latir lo único que escuchaba.

Se movía lentamente, con un ligero balanceo arriba y abajo, y venía directo hacia mí

Esa entidad, se movía en total silencio, entre la oscuridad y las viviendas del pueblo de Beniardà. El testigo empezó a correr despavorido, dejando el ser a sus espaldas, sin mirar hacia atrás, dirigiéndose a la periferia del municipio. 

Una vez llegó hasta una colina y comprobó que nadie le había perseguido, pudo presenciar cómo un resplandor rojo inundó ese lugar. Seguidamente, la entidad salió volando hacia el cielo, desapareciendo entre las estrellas.

¿Qué presenció esa madrugada, Martín?

¿Una entidad de origen extraterrestre, que provenía del más allá de las estrellas con la finalidad de investigar y conocer el planeta tierra? 

¿O quizá un ser del inframundo terrestre, lo más similar a las historias que se relatan en ciertas partes de España, como la Santa Compaña?

Sin duda, fuera lo que fuera, inundó otra vez de misterio la Sierra de Aitana.


Esta historia forma parte de una recopilación del autor alicantino Gabriel G en su libro "Últimas investigaciones OVNI".

viernes, 14 de marzo de 2025

Avistamiento en el calvario de Penàguila


En agosto de 1993, el geógrafo y cronista Juan Picó, acompañado de su esposa, presenció una extraña luz mientras circulaban en su coche.

Juan Picó, geógrafo y cronista de Penàguila

En una semana festiva, por las fiestas patronales, la pareja circulaba en el interior de su automóvil por el camino del Calvario, entre los municipios de Benasau y Penàguila (Alicante). En un determinado momento y de una manera repentina, una luz se presenta delante de ellos, con grandes destellos y unos colores rojizos.



Los testigos no recuerdan cuánto tiempo duró ese incidente ni los minutos u horas que estuvieron presenciándolo.

Pese a estar en una carretera, descartan completamente la hipótesis de que hubiera podido ser un vehículo cruzándose en sentido contrario.

No es la primera ocasión en que luces misteriosas han perseguido aldeanos en la zona, como bien ha documentado Miguel Herrero en su libro Misterium, explicaciones a sucesos insólitos o de alta extrañeza.

A nivel ufológico, la zona de la sierra de Aitana ha presenciado incidentes en gran parte en el acuartelamiento militar EVA 5.


La elaboración de este artículo ha sido posible gracias a la emisión del programa Los avistamientos de Penàguila (Cuarto Milenio) en marzo de 2024.



martes, 14 de enero de 2025

Avistamiento en el Cementerio de Alcolecha

Los testigos oculares de sucesos paranormales son la pieza clave para la recopilación y divulgación de todo el contenido paranormal y misterioso con el que investigamos.

En las zonas rurales o núcleos de población más aislados, los habitantes de la zona son testigos de inexplicables sucesos, como luces en el cielo, auras de luz, entes desconocidos…

¿Será porque estos habitantes pueden estar más pendientes y observadores de nuestros cielos?

Nuestra siguiente historia ha llegado a los buzones de este perfil. Hemos decidido no alterar ni una coma para alterar de la menor manera posible la vivencia de un grupo de jóvenes en un verano de 2013.




Si te gusta este contenido, puedes disfrutar el capítulo en formato podcast : 
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Final del año 2013, en el pequeño y remoto municipio de Alcoleja (Alicante), el último pueblo antes de entrar en las profundidades de la Sierra de Aitana. Sería la última semana de agosto, donde las fiestas patronales ultimaban sus últimos actos, y los residentes veraniegos ya empezaban a cargar maletas para volver a sus rutinas.

En una de esas últimas noches, un grupo de 4 jóvenes, con edades comprendidas entre los 16 y 20 años, fueron a observar las Lagrimas de San Lorenzo o Perseidas.

El lugar que escogieron para evitar la contaminación lumínica y estar un poco alejados del pueblo fue el cementerio municipal, ubicado en la entrada norte y menos transitada del municipio.

Los jóvenes se sentaron a mitad de la misma carretera, ya que en esas horas de la noche no circulaba ningún vehículo por la zona.

Mientras tomaban asiento, entablaban conversa entre ellos, ya que volverían a sus rutinas y ciudades respectivas, y muy posiblemente este grupo de amigos no se juntaría hasta el próximo verano.

Entre esos momentos, se escondían situaciones plenamente que acompañan la edad, como el primer cigarrillo, conversaciones profundas o la búsqueda de un primer beso.

Las primeras "lágrimas" empezaban a dejarse ver tímidamente, acompañando esa escena y culminando un verano muy especial para la mayoría de ellos. En voz alta se contaban cómo caían desde el cielo esas luces, fruto de la caída de meteoros en el perfil de las montañas.

Pese a esto, uno de los integrantes del grupo no mostraba tranquilidad : en el cielo, empezó a divisar un objeto realizando trayectorias rectas y ángulos perfectos. La velocidad se alteraba por momentos, incluso llegando a trazar picos perfectos de 90º.

El chico, atónito ante estos sucesos, alertó al resto del grupo, esperando confirmar lo que veían sus ojos, como también la aprobación de su grupo. Las miradas se centraron entonces en su vertical, cuando ese extraño objeto se trazó encima de ellos, como reclamando su atención. Se hizo el silencio.




El objeto siguió su rumbo errante hasta desaparecer en el cielo. Una parte del grupo no tenía palabras para lo que acababan de presenciar; la otra, no dio más importancia a la extraña luminaria.

¿Qué serían esas extrañas luces?

Nuestros padres, abuelos o familiares ya nos contaban desde bien pequeños extrañas luminarias que se veían en la zona. La presencia de una instalación militar en la zona parecía ser un punto de atracción para estas luces o fenómenos. Alguno de nuestro grupo tenía algún que otro familiar que, de manera militar o civil, ha trabajado en el Radar Militar de la Sierra de Aitana.



El verano de 2013 finalizó en ese momento, con una despedida grupal y abrazos en la plaza principal de Alcolecha. Entre ese grupo de amigos, acababa de florecer una pasión y a la vez una necesidad para entender lo ocurrido esa noche. 

En esa noche de verano, sin saberlo, acababa de nacer Misterios en Aitana.