En la ladera sur de la Sierra de Aitana, se halla el municipio de Sella. Uno de los municipios interiores de la provincia de Alicante que conserva su encanto, con núcleos de población rurales, calles empedradas y fuentes centenarias. La ermita de Santa Bárbara preside el municipio encima de una imponente colina.
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Bajo la atenta sombra de la cumbre del Puig Campana, existen centenares de hectáreas de almendros que han dado un relieve peculiar en el paisaje. En estos bancales, se han forjado historias sobre misteriosas luces o entes que han sido vistos por habitantes del municipio desde hace siglos.
Esta historia nos traslada a esa Sella de los años 80, época donde la agricultura y sector terciario aún eran un importante músculo económico en las zonas rurales de España.
Junio de 1981. Una mañana de cielo despejado con alguna tímida nube en el cielo. Nuestro testigo, al que apodaremos "C", regenta un establecimiento local y se encuentra sirviendo a clientes habituales de cada mañana. Como es periódico en su bar llega un vehículo para proveer de bebidas y refrescos para abastecer la sed de todo aquel que visita el establecimiento.
El dueño sale a echar una mano al mozo, haciendo una cadena entre la calle y el almacén. En una de estas idas y venidas, observo el cielo:
“Una luna extraña estaba en el cielo. Parecía tener un color blanco y lechoso, sin marcas o manchas de cráteres, como estamos acostumbrados a ver en las imágenes propias de la Luna”
En ese momento, “C”, mirando al cielo, intentó recordar en qué fase lunar se encontraba la luna, confirmando el estado con la ayuda de clientes que se encontraban en el bar. Debido a esto, otro señor acompañó al dueño del bar, para visualizar aquella extraña situación.
Entre los dos debatieron qué no podría ser la luna, ya que por fechas, debería encontrarse en creciente y en su primer cierto (Lo más parecido a una rodaja de sandía). La curiosidad llegó, al punto que el propietario del bar, dejó al cargo a su mujer y se dirigió hasta la ermita del pueblo, dedicada a santa Bárbara y ubicada en un montículo.
A la llegada del santuario, esa extraña luna seguía encima del pueblo, en su vertical, con la misma forma y características que anteriormente. No generaba ruidos o silbidos apreciables por el testigo, tampoco parpadea o se movía: simplemente permanencia inmóvil en los cielos, formando una similar pareja con el sol justiciero de esa mañana de junio.
Debido a inmovilidad de ese objeto, y un dolor de cuello tras una larga hora de observación, “C” se dirigió de nuevo a su local a seguir con la jornada, ya que no vio cambios ningunos sobre esa “luna”.
En los días posteriores, pudo comentar el caso con varios clientes en su establecimiento, corroborando los hechos y sin tener respuesta alguna de esos sucesos.
Este tipo de incidentes, nos pueden llegar hacer llegar a la conclusión que no todo lo misterioso que vuela puede ser interpretado directamente como un OVNI. A diferencia del factor “rey” del misterio (La ufología) en este incidente aparecen nuevos factores que desconcentran al testigo:
¿Una “luna” que aparece de día?
¿Un cuerpo celeste que permanece inmóvil durante más de una hora, hasta que el testigo llega a estar cansado del tiempo de avistamiento?
Este no será el único incidente de esta tipología que se reportara en la zona, y la mayoría de ellos siguiendo patrones parecidos o zonas geográficas donde es más fácil divisar extraños orbes.
BIBLIOGRAFÍA
La redacción de esta historia y edición del pódcast ha sido possible gracias a un capítulo que forma parte de la recopilación del autor alicantino Gabriel G en su libro "Últimas investigaciones OVNI".