LAS MONTAÑAS COMO ORIGEN DE LEYENDAS
Las cimas de las montañas son lugares recurrentes en lo que afecta a mitología, folklore o leyendas. Desde épocas pasadas, donde se protegía las cimas de las montañas de rituales de brujería mediante cruces, hasta épocas actuales, donde diferentes cimas o montañas de nuestro territorio han forjado sus leyendas debido a causas fatídicas, como accidentes, crímenes o misteriosas desapariciones.
Por la misma casuística, determinados servicios o trabajos, como acuartelamientos militares u hospitales, cuentan con sus historias, relatadas a partir de experiencias inexplicables por parte de trabajadores o usuarios.
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Ejemplos son el de La Portuguesa, en el acuartelamiento de Talavera la Real (Ala 21), extrañas sombras en el acuartelamiento de Cerler o La Monja en el Hospital San Lázaro (Sevilla).
Nuestra historia de hoy nos trasladará hasta una de las cimas más imponentes de la Comunitat Valenciana: La cima de Aitana.
UNA SOMBRA ENTRE LA NIEBLA
Esta es una de esas leyendas, que ha sido transmitida de generación en generación si saber ni conocer el año de los hechos en exactitud, pero partiendo que muchos reemplazos eran conocedores de esta historia, la podemos ubicar sobre los años 1960/70 incluso es posible que haya sido modificada o “maquillada” al antojo del narrador, pero al fin y al cabo, ya forma parte de nuestro folklore y de estas montañas.
A la llegada de los nuevos reclutas de las instalaciones militares del Escuadrón de Vigilancia Aérea N.º 5 (Aitana), tras unos primeros días de instrucción y adaptación empezaban a llegar una serie de rumores e historias que los mantendrán en vilo toda su estancia, sobre todo a aquellos que se les había designado una función como Policía Aérea, uno de los perfiles que más incidencias “paranormales” acumulan, debido a tareas de vigilancia o confirmación de alarmas en la base.
Una de estas historias que acompañará a los jóvenes soldados durante la “mili” es la de una extraña sombra que aparece en la zona técnica (radares). No recibe un nombre en concreto, pero hemos decidido apodarla como “La dama de la Niebla”
Cuentan los militares más veteranos que en la cima de Aitana una misteriosa entidad aparece en las noches de niebla. Entrado el otoño, es habitual que una fuerte niebla que no permite ver a más de 2 metros se presente cada tarde en Aitana y no se disuelva hasta los primeros rayos de sol. En ocasiones esta niebla ha confundido a militares incluso con su propia sombra, al reflejo de las linternas halógenas con las que realizaban las patrullas de vigilancia en las bases militares.
Cuenta la leyenda, que en un año indeterminado, un joven soldado fue destinado a la base militar de Aitana con el objetivo de cumplir el servicio militar obligatorio. Esta estancia, lo mantendría alejado de su amada durante unos meses. Juntos decidieron seguir su relación: la chica subiría hasta la empinada cima de Aitana y se vería con él, mientras realizaba las patrullas de vigilancia. Por miedo, el chico nunca contó sus compañeros de servicio estas citas.
Cabe destacar que la duración del servicio militar en España ha variado a lo largo de los años, reduciendo de 24 meses (1968) a 9 meses (1991). Esta joven pareja decidió mantener viva su llama, pactando visitas de manera recurrente, indiferentemente del sitio y del lugar. Decidida, la chica consigue verse con el joven soldado en la cima de Aitana, en la parte este de las instalaciones, justamente la más cercana al punto más alto, 1558 m.
Esta zona está alejada de las instalaciones principales y el área donde se encontraba el cuerpo de guardia. La zona donde se encontraba la pareja, recibía el nombre de con and run (engaña y corre). Se desconoce el origen del nombre, pero muy posiblemente sea un anglicismo, ya que en su día la base militar de Aitana fue diseñada, construida y operada por la fuerza aérea del ejército americano (USAF), hasta la transferencia al Ejército del Aire en 1965.
La chica conseguía esquivar el control de los militares, ya que sabía las palabras de “santo y seña” que se utilizaban de manera periódica, donde los militares confirmaban la presencia de gente realizando una pregunta al aire. Si era respondido con una palabra clave, significaba que la persona sospechosa era amiga. Por lo contrario, una frase equivocada o el mismo silencio significaba un contacto enemigo. Gracias a esto, pudieron mantener viva la llama del amor los primeros meses de servicio militar.
Tras varios encuentros, entre la bruma y frías noches, el joven soldado cayó enfermo durante unos días. Él nunca explicó a ninguno de sus compañeros las visitas que recibía por las noches de guardia. Esa noche que debía cumplir su guardia fue relevado del puesto, sin posibilidad alguna de avisar a su chica que no acudiría a su cita.
Como un reloj, ella acudió cerca de la valla perimetral, esperando la luz de la linterna que significaba la llegada de su amor. Lamentablemente, esa noche una voz muy diferente a la de su chico interrumpido entre la niebla:
¿Santo y seña?
Ella erró con la respuesta. De nuevo y con voz interrogativa volvió a sonar:
¿Santo y seña?
Esta vez, con un tono más elevado y evidente tensión. De nuevo, la chica volvió a equivocarse.
Se hizo el silencio, pero la chica sabia que algo iba mal. Seguidamente, saltó la alarma en las instalaciones. Un pelotón de la policía aérea apareció en esa zona y al ver un bulto entre la niebla, pese a las dudas de que sería, se abrió fuego contra la chica, que de manera fatal perdió la vida. La enfermedad del muchacho impidió salvar a la chica de ese terrible final, como también su relación.
Desde ese día, cuentan las leyendas que en las noches más oscuras, donde no alcanza ninguna luz y la niebla es espesa, aparece un espectro fantasmal con forma de mujer, que sigue esperando puntualmente la llegada de su amado.
¿Y QUÉ HAY DE VERDAD EN ESTA HISTORIA?
Esta historia forma parte del imaginario y leyendas de la base militar de Aitana. La finalidad con la que eran explicadas a los nuevos reclutas permiten cumplir un objetivos:
Imponer a los más jóvenes unos status o jerarquías no oficiales por parte de los soldados veteranos, al imponer cierto miedo a los nuevos reclutas. De esta manera, se generaba un estado de alerta adicional cuando los militares realizaban actividades en solitario, como vigilancias nocturnas o tareas de mantenimiento.
Durante unas décadas (1970-1980) la situación geopolítica en España fue muy inestable, y se perpetraron atentados o hurtos contra instalaciones militares. Las “leyendas urbanas” permitían tener el personal más atento ante pequeños cambios o situaciones sospechosas, infundada de una manera subliminal.
Cabe destacar que siendo muy objetivos, la llegada a la cima de Aitana, sin utilizar las carreteras de las instalaciones militares, no son accesos fáciles, sobre todo en determinadas épocas del año, donde la nieve se ha postrado de forma permanente en la cumbre de Aitana.
Aunque parezca parte de un cuento de hadas, existen casos documentados de militares americanos que han mantenido romances con mujeres de pueblos cercanos. Uno de estos romances, dio fruto a un matrimonio entre un militar americano y una mujer de Alicante. Sus hijos dieron el testigo a través del periódico Información, explicando que incluso un camino de Confrides recibe el nombre de "Sendero del Americano" en recuerdo de aquellos hombres que bajaban a los pueblos para mantener romances.
No se dispone de ninguna documentación oficial que haga referencia a este caso, ni ninguna reclamación de muerte por parte de familiares. Solo las referencias de historias de soldados que, durante meses, sus vidas cambiaron durante meses, donde de manera temporal tuvieron una nueva casa, amistades o incluso pareja.
Pero recordad, estas leyendas existen por algún motivo inexplicable, pasando de generación en generación durante conversaciones de sobremesa, noches de historias de miedo o tertulias de ancianos delante una chimenea.
Cuidado por las cimas en las noches más oscuras.
Agradecimiento especial al soldado Damián, que realizó el servicio militar entre febrero y noviembre de 1994 en la Base Militar de Aitana. Su aportación, siendo conocedor de estas historias, ha sido esencial para relatar y documentar este caso.


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