domingo, 29 de junio de 2014

Acuartelamiento de Aitana : El Gigante durmiente


Una tarde de verano de 2014, decidimos adentrarnos hasta las entrañas del antiguo acuartelamiento de Aitana, ubicado en el Port de Túdons.

El acuartelamiento cerró sus puertas en 2007, fruto de la supresión del servicio militar obligatorio y la reestructuración del acuartelamiento, que agrupó sus medios y personal en la estación de radar ubicada en la cima de la Sierra de Aitana.





































































lunes, 21 de octubre de 2013

Caso de Agost: Maria Dolores Yeste ¿Una muerte por contactismo? (2007)


El 31 de diciembre de 2007, los periódicos alicantinos abrían sus rotativas con la siguiente noticia: 


“La joven hallada muerta en Agost subrayó en su Biblia: la salvación está en la montaña”.


María Dolores Yeste de 22 años, era una joven de Agost de la provincia de Alicante, que estudiaba Trabajo Social en el campus de San Vicente del Raspeig en la Universidad de Alicante.

El día de Navidad del 2007, María Dolores cenó con su novio en Alicante. Cuando se despidieron era ya de madrugada y ella se marchó a su casa en Agost, a 35 kilómetros de alicante capital. Una vez en su habitación se puso el pijama y comenzó a releer algunos párrafos de los libros de cabecera que tenía en la mesilla.


De repente saltó de la cama y sin cambiarse de ropa, cogió de nuevo el coche y condujo de vuelta a Alicante, a la casa de su novio. Cuando este abrió la puerta, María Dolores estaba fuera de sí, bastante excitada, y le decía a su novio que tenía que ir con ella. Su novio intentó convencerla de que, dadas las altas horas que eran, debería irse a casa a dormir y que al día siguiente hablarían más tranquilamente.



Antes de irse a toda prisa, María Dolores le dijo a su novio algo que él jamás podrá olvidar: “Si confías en mí, ve a la montaña”.

De vuelta en casa, la última persona en ver a la joven con vida fue su madre, Crescencia Herrera, de quien se despidió el 25 de diciembre antes de salir a la calle en pijama, zapatillas de estar en casa y bata.


Condujo el coche hasta un paraje rocoso de la sierra de Maigmó, en donde abandonó el coche cuando no pudo avanzar más con él y continuó a pie. Como en una especie de trance, avanzaba hacia la montaña con solo una bata, el pijama y unas zapatillas de estar por casa, expuesta a un intenso frío y unas lacerantes piedras que se hundían en sus casi descalzos pies.


Cima del Maigmó 


Avanzó durante toda la mañana y no se detuvo hasta el atardecer, mientras iba dejando sus escasas ropas y zapatillas por el camino de ascensión, así desnuda y descalza completó su viaje, con las piernas ensangrentadas por los arañazos y los pies en carne viva, con heridas que llegaban hasta el hueso.


A más de mil metros de altura se tumbó con las piernas juntas y los brazos en cruz, soportando el gélido viento hasta que su cuerpo no pudo más y murió de hipotermia.

La desaparición de María Dolores causó una honda conmoción en Agost, un pueblo de poco más de 4.000 habitantes donde todos se conocen.


Centenares de vecinos y amigos participaron en los trabajos de búsqueda y rastreo de la zona durante todas las fiestas navideñas. Los residentes se unieron así a la labor desempeñada por miembros de la Guardia Civil, Policía Local de Agost y de la vecina Tibi, así como miembros de Protección Civil y la Cruz Roja.

Junto a ellos, todos los días participaron en la búsqueda los padres de la desaparecida, Juan Pedro Yeste y Crescencia Herrera, quienes mantuvieron hasta el último momento la esperanza de poder encontrar viva a su hija, a la que vieron por última vez el día de Navidad.


Familiares y amigos participaron en la búsqueda // Imagen Faro de Vigo - Antonio Amorós



Finalmente, se localizó el vehículo en una zona conocida como El Palomaret, un paraje poco transitado en la sierra del Maigmó.

Allí apareció también su pijama, ropa interior y documentación. Finalmente, durante la mañana del día de Nochevieja, un joven que realizaba parapente halló el cuerpo sin vida de la joven en lo más alto de la montaña.



El cuerpo sin vida de la joven se encontraba en una posición que aparentaba “relajación y estar durmiendo”. El parapentista dijo que “las únicas muestras de golpes eran arañazos en las piernas” y se mostró sorprendido de que la joven pudiera haber ascendido sin ropa hasta ese lugar en este época del año.


Cuerpos de emergencias rescatando el cadáver de la joven // Imagen de EFE

Según relató, cuando vio el cadáver de la joven desde el aire decidió aterrizar en la cima para confirmar que se trataba de una persona. Después alertó a la Guardia Civil, que recuperaron el cadáver el 31 de diciembre de 2007 en un pico tan inaccesible que para rescatarla hizo falta un helicóptero.


Completamente desnuda, su cuerpo no presentaba señales de violencia alguna. La autopsia confirmaría que había muerto por hipotermia como crucificada sobre la helada roca.

El alcalde de Agost manifestó que los familiares de la joven fallecida habían hallado en su habitación una Biblia con diversos pasajes subrayados. “Estos aluden a que la salvación está en la montaña”, según Castelló.


El primer edil se mostraba por aquellos días muy afectado y consternado por la muerte de la joven y afirmaba: “No le encontramos explicación”, reconoció. “No era una persona introvertida ni con tendencias depresivas, sino alegre y divertida”, aseveró. Además, “no se le conocían especiales vinculaciones religiosas”, subrayó.


Su prima Herminia Magdaleno recuerda que María Dolores había subrayado algunos versículos en el Evangelio de San Mateo, algo que tenía que ver con la montaña. En el capítulo 24, versículo 13, dice: “Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Se proclamará esta buena nueva en el mundo entero para dar testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin. Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo, entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes”.


¿Pudo María dolores ver en estas palabras alguna especie de orden que le instaba a subir a la montaña? ¿Qué fuerza interior la movió para subir desde Agost a 370 metros de altura hasta la sierra de Maigmó a más de 1.000 metros de altura e inmolarse?

Su prima Herminia estaba convencida de que algo o alguien hizo saltar algo en su interior y afirmaba: “Se ve que iba motivada de alguna manera”, “Tenía que hacer eso y sea como sea, y no le dolía nada, ni pasaba frío ni nada, por lo que se ve”.


Algunos investigadores apuntaban la similitud entre lo sucedido a María Dolores y el sacrificio que realizaban un antiguo grupo religioso, los cátaros, considerados heréticos por la Iglesia católica. Dicho grupo tenía un ritual de purificación llamado “endura” que consistía en buscar un lugar tranquilo en el monte y resistir durante días sin comida ni agua, hasta alcanzar el límite de las fuerzas. Muchos morían en el intento. El premio si se sobrevivía era el “consolamentum”, único sacramento que aceptaban y que significaba la liberación de todos los pecados terrenales.



miércoles, 12 de diciembre de 2012

Mitología popular : Un muerto que no lo estaba


El texto siguiente pertenece a un artículo del diario Información, publicado en 1986, cuando tenía una columna apodada 

"Cosas de Fantasmas, Duendes y Brujas"


Una de las costumbres más tradicionales de Alcolecha, pueblo alicantino situado en las laderas de Aitana, cara a la hoya de Alcoy, es el juego de la pelota valenciana en plena calle. De pronto, pasada la torre circular que formó parte de un antiguo palacio, nos encontramos con un gran gentío en la travesía principal, gritando, aplaudiendo, opinando en un barahúnda impresionante.



Como la mayoría de los pueblos de montaña, Alcolecha se encarama en anfiteatro por las laderas de la sierra y sus calles son estrechas y pinas, de gran pintoresquismo y singular traza. Un burro sube cargado de leña por el carrer; transita una vieja de luto hacia el diminuto cementerio; allá abajo, un labrador destripa terrones…




A diario, en los atardeceres, la gente busca el descanso en el “casino”, hasta la hora de irse a cenar. En esos tiempos, cuando se jugaba mucho al monte, a pesar de estar prohibido, en el pueblo vivía una mujer “dotora”, que gustaba de escudriñar por ventanas y puertas medio entornadas. Luego, con las vecinas, comentaba:

-¡En casa de … estan jugant al mont!

Para hacerle justicia, hay que decir que tenía un hijo bastante crápula, el cual dejaba los cuartos, con mucha frecuencia, en manos ajenas; por eso su madre lo vigilaba.


El muchacho regresaba muy tarde al hogar, y como la casa era reducida, se veía precisado a acostarse en el gallinero, en el que su madre lo había acomodado. Este hábitat, era el regocijo del pueblo, no cuadrando con los aires narcisistas y apolíneo del “señorito”, como era apodado. Cierto día, un vecino que tenía algunas facultades literarias, propaló una canción que las mujeres, con pegadiza tonadilla, entonaban a diario en el lavadero:


I tenía un galliner

el “postín” que es va donar

per la nit arriba a casa

no troba res que sopar.

Se´n va per a dalt

se´n va per avall

li diu a Joaquín (el del bar)

trau-me de sopar.


Para acabar de completar la tan extraña pareja, su madre tenía facha de bruja costurera, vistiendo a la usanza popular con una falda muy vuelosa y larga -el guardapiés de antaño- con una abertura al costado. La persona que nos refería la anécdota, se explicaba así: “Clavava la mà per eixe forat i allí dins portava una butxaca amb el rosari, el mocaor i els diners, tot amagat. Davall portava faldelli, brial, unes camises de tela llarga, i uns pantalons llargs en camal, pero oberts”.

Sobre esta prenda íntima de la mujer, así, abierta por delante, hay infinidad de hechos muy curiosos y significativos, lo que nos viene a demostrar que la mujer de antes, en aspectos eróticos, era exactamente igual a la de nuestros días, aunque los devaneos amorosos procuraban ocultarse de las maneras más inverosímiles.

Nuestra protagonista, cuando vigilaba, usaba los métodos del fantasma, para que no la conociera, pero echando sobre la cabeza la falda de color oscuro. No usaba sábana más que en algunas ocasiones, cuando ampliaba sus correrías con fines fogosos, hacia la parte alta del pueblo.

“¿Qué vol que li diga? ¡Quan eixía una buberota, era una endreça amb alguna dona!”. En nuestro caso, aún siendo la mujer el fantasma, los fines eran los mismos: un apaño.

No obstante, a pesar de que los vecinos de Alcolecha sabían de las andanzas del fantasma de turno, al anochecer todo el mundo atracaba las puertas, procurando salir lo menos posible de casa, puesto que en algunas ocasiones había otras personas que usaban de los mismos métodos y siempre era mejor estar precavido.

“Els homes que buscaven una dona es posaven un llençol al cap. ¡Ui! ¡Una fantasma! I era que tenía alguna famella allí amagada i anaven a gitar-se amb ella.”

Todo aquel cúmulo de fantasmas, de enredos, de miedos, trajeron como consecuencia una desgracia, aun cuando la “marmota”, en esta ocasión, la verdad es que no tomó parte activa en los hechos. El drama ocurrió de la siguiente manera:

Félix Arques, que era molinero en Alcolecha, regresaba a diario, a altas horas de la noche, con la caballería cargada de sacos de harina que entregaría a sus dueños, caminando pacienzudamente desde el molino situado en el cauce del río que nace al pie de la Peña de Aitana. Detrás, en lo alto, está el lugar de Beniafé, con su pequeña ermita y enfrente del Barranc del Troncho.

Aquí, el hombre torcía a la derecha, enfilando por la calle larga y principal del pueblo, pasando por delante de la iglesia parroquial dedicada a San Vicente Ferrer, situado a la vera del palacio.

Un día, el molinero, sintió muy débilmente cómo una voz de ultratumba le llamaba desde el interior de la iglesia:

-¡Félix Arques, vine, obre! ¡Félix Arques, vine obre!

El buen hombre apremió entonces a la caballería, alejándose del lugar prontamente, tras santiguarse, no atreviéndose a volver la cabeza.

Al día siguiente, o a los pocos días, puesto que hay dos versiones del hecho, todo quedó debidamente aclarado. Unos dicen que, al haber una epidemia de cólera, las víctimas eran dejadas en la iglesia, dentro del ataúd, unos días. En este estado, el muerto de turno, que no lo estaba del todo, despertó de su letargo y como sabía que Félix Arques pasaba por el lugar, de vuelta del molino, al escuchar el paso de la caballería le llamó de aquella forma, apremiándole para que abriera la caja en la que había sido encerrado. Otros, afirman que los muertos eran enterrados en la cripta de la Iglesia, y, desde aquel lugar tan poco agradable, entre osamenta descarnada, llamó el cuitado. De una u otra forma, el caso es que el molinero, creyendo que un alma del otro mundo le importunaba, huyó precipitadamente y el enterrado en vida murió entonces de verdad al no recibir ayuda.

Entonces, el molinero, en descargo de su conciencia, culpó del infortunio a la fantasma. A partir de entonces, el pueblo, supersticioso, solidarizándose a la par con Félix Arques y el muerto, hizo el vacío a la pobre mujer, la cual pasó a mejor vida al cabo de algunos meses de plena soledad.

Pero lo curioso es que, enterrada y todo, días después de su muerte algunos vecinos de Alcolecha juraron que la habían visto pasar vestida de espantajo, con las faldas sobre la cabeza, por las costaneras del pueblo.

Texto de la serie "Cosas de fantasmas, duendes y brujas" publicada en el Diario Información durante 1986, con dibujos de Remigio Soler y textos de Francisco G. Seijo Alonso.






miércoles, 3 de octubre de 2012

El Sótano Sellado : Expediente EVA Nº5

Con muchas preguntas y en busca de respuestas, desde el año 2006 el programa "El Sótano Sellado" nos ofrece una gran variedad de programas relacionados con el misterio y mundo paranormal.

"El Sótano Sellado" está disponible en varias plataformas, incluyendo Spotify y Apple Podcasts. Además, cuentan con un canal de YouTube donde publican contenido relacionado.

El episodio "SS1x44 Expediente EVA5" del pódcast se analiza el incidente ovni ocurrido en la madrugada del 27 de julio de 1975, cuando un artefacto no identificado visitó sin permiso la base militar del EVA5 en Aitana, Alicante. El programa cuenta con las intervenciones del investigador Gabriel Gomis y del periodista y escritor navarro J.J. Benítez.​





Imagen : Periódico El Nostre